Angeles Caidos.

Y así, durante toda la jornada del dia a la noche nadie habia hablado de otra cosa que no fuera del extraordinario suceso que habia ocurrido, un mendigo ciego milagrosamente habia recobrado la vista, el hombre narraba con lagrimas en los ojos, como unas suaves manos que pese a lo frío se sentian suaves y acogedoras le habian acariciado el rostro, habia sentido dos dedos como petalos de rosas sobre sus ojos, y un fuerte ardor, el cual le habia hecho gritar, una voz dulce y delicada pero que al mismo tiempo sonaba autoritaria y severa le habia dado palabras de aliento.

Cuando le habian quitado los dedos, podia ver, y solo recordaba a ver visto por lo rápido que la mujer habia desaparecido, la figura de una dama envuelta en ropajes elegantes, sumamente hermosa y de una piel blanca.

Itzamná escuchaba como la señora a su lado, contaba a su vecina de junto, mientras aguardaban en una acera tranquilamente, los puestos comenzaban a cerrar pues ya estaba bien entrada la noche y las personas comenzaban a recoger sus puestos y a dirigirse a sus hogares a dormir.

Itzamná cubrió su rostro con el fino capuchón de terciopelo, dejando visible unicamente media parte de su rostro, su ropaje era elegante y etereo, como si las rafagas de nieve y los sendales de niebla hubieran formado el vaporoso vestido que la dama portaba.
Camino con elegancia, haciendo resonar el sonido de los tacoens de sus botas en el pavimento de roca, y cuando la oscuridad la hubo cubierto su cuerpo desaparecio en la nada.

Y apareció sobre los tejados de un edificio no muy lejos del lugar, el viento envolvió su cuerpo, dejando descubierto su hermoso rostro, en verdad que era la viva encarnación de un angel en la tierra, nunca antes nadie hubiera imaginado tal belleza y candidez en aquellas facciones, labradas maravillosamente, esculpidas con esmero y cuidado.
Sin embargo su mirada era triste, el cabello largo y negro como el ébano revoloteó jugueteando salvajemente en su rostro y en su cuello, mientras su capa ondeaba suavemente emitiendo movimientos que recordaban a los de las olas danzando en el mar.
Y ahí se quedó contemplando en silencio la estampa nocturna de la ciudad, y pensando en las almas pecadoras, y todos aquellos seres que debian ser deportados, para poder redimir el pecado de su alma.

(Off: supongo que el post es libre... No he podido evitar meterme, tu avatar es el mismo que el de la hermana de Erzsebeth, solo que Daphne ha dejado el foro xD)
De nuevo, de noche por las calles. Supongo que no consigo mantener un horario "normal", según el criterio inglés, ni una semana. Pero siempre he preferido manejar el tiempo a mi antojo, ignorando las horas. Y hay hechizos, pócimas o ingredientes que necesitan la noche.
He oído varios comentarios respecto a un mendigo ciego, cuya ceguera ha sido curada mágicamente. "Milagro" lo llaman muchos. Tal vez lo sea, pero siempre me he preguntado por qué curar enfermedades puede ser visto de dos formas. Sé más formas de curar ciertas enfermedades que cualquier médico, pero usarlas me llevaría a la hoguera. Sin embargo, quien haya curado a ese ciego ha hecho un milagro.
Ironías de la vida.
Las calles están silenciosas y desiertas. Una brisa fresca se cuela entre mis ropas, haciendo que cubra mis hombros con la capa que llevo. Aunque sea verano, las noches no son demasiado cálidas, y el escote de este vestido es demasiado amplio, además de que la tela es ligera. Pero me encantan sus tonos oscuros y su corsé morado. Además, para el día era el más apropiado, aunque no lo sea para la noche, lo que se puede solucionar con una sencilla capa.
Recorro con la vista los edificios que me rodean, para orientarme y encontrar el camino más corto a esa antigüa librería que me disponía a visitar. De pronto, advierto una silueta en un tejado. Qué extraño...

(Off: Si de hecho era tema libre jajaja nada mas que se me paso poner ese detalle!!).

Llevaba bastante tiempo ahí contemplando el cielo estrellado, y sintiendo la brisa del viento acariciar su menton y su barbilla, llevaba como siempre medio rostro cubierto, era ya mas bien por una especie de ritual que no se habia podido quitar, que por las ganas de mantenerse en el anonimato total.

Y hacía tanto tiempo que estaba concentrada en sus propios pensamientos, dandole vueltas a todo lo que habia ocurrido en su vida hacia ya tantos años, desde que habia sido enviada a la tierra, que tampoco se llegó a imaginar que para algun alma trasnochadora que estuviera transitando por ahí en esos momentos, ver a una mujer cubierta con una capucha, y en la penumbra total, podría resultar una visión simplemente aterradora, o quizá a un mas, una visión diabólica, pero eso afortunadamente nunca le habia pasado, pero en efecto, sintió la fuerza de una mirada sobre ella, y se volvió hacia el lugar, no pudo verla, pero la esencia era inconfundiblemente de una mujer, aunque había algo mas flotando alrededor de ella, algo que no la hacía en definitiva una mujer normal.

Itzamná dirigió su rostro, y en sus labios apareció una sonrisa, que quedó a un mas visible en el momento preciso, en que la mujer se despojó del grueso capuchón que cubria su rostro....era como si su propia piel de tan blanca, emitiera rayos de luna, el negro cabello calló como una cascada de ebano hasta la altura de su espalda, no sabía por que habia sonreido, no conocía a esa mujer, pero era mejor sonreir y mostrarse amable, al hecho de arriesgarse a que la mujer comenzara a gritar histericamente que un fantasma habia aparecido en los techos de las casas del distrito comercial.

Se quita la capucha, dejando ver una sonrisa...
¿Daph? "Ya, eso mismo, Daphne en Inglaterra y con ropas caras y elegantes..." pienso con ironía. Pero es tan parecida a mi hermana. Sus labios, sus ojos... Es más pálida que ella, pero Daph me dijo que había pasado mucho tiempo encerrada en su casa, investigando. ¿Cómo puede haber dos personas tan parecidas? Sus rasgos son prácticamente iguales. Incluso tiene esos pequeños detalles que hacían que mi hermana se pareciera levemente a mí.
Pero no es ella, hay ligeras diferencias. Y su mirada no tiene nada que ver con la de mi alocada hermana.
Suspiro. No sé si realmente se parecen tanto, o simplemente es mi preocupación por Daphne la que me hace ver esas semejanzas.
Dejando de pensar en mi hermana, me fijo en la mujer en cuestión. Ese aura... No es humana, sin duda alguna. Me concentro unos segundos... ¿Un ángel?
- Buenas noches- murmuro. Supongo me me oirá, a pesar de estar en ese tejado.

No le incomodaba en absoluto la presencia de aquella mujer, pese al hecho de no poder reconocer concretamente que era el aquello que poseía que le llenaba de intriga, desde donde se encontraba, notaba que la mujer era bastante hermosa, quizá ya la conocía y no la recordaba y por eso se encontraba algo extrañada, pero no, definitivamente no debía de ser eso, el pensamiento quedó desechado cuando ella reaccionó que en sus 800 años, recordaba a la perfección los nombres y las caras de todas las personas con las que había tenido contacto desde su llegada a la tierra, y a decir verdad que ya quedaban muy pocos, pues ya muchos sin duda alguna serían poco mas que polvos y huesos en sus respectivas tumbas.

O quizá sin lugar a dudas, y eso debía de ser, el por que le inquietaba la presencia de aquella dama, mas no una inquietud incomoda, sino todo lo contrario, era el hecho de que aquella mujer le veía con mucha naturalidad...¿y si sabía que ella era un angel?, no le sorprendería, ya habia perdido gran parte de sus dones celestiales, entre ellas la de ocultar su linaje a razas o personas con habilidades superiores a las comunes, asi que cuando escuchó que la mujer decía buenas noches, Itzamná sonrió, y separó los labios pero el sonido no provino de ellos, si no del mismo aire de la noche,que parecía estar llevando la dulce y delicada voz de la mujer desde distintos puntos, hasta encontrarse con aquella dama.
-Buenas noches...hacía un agradable clima para ir de paseo, y no pude resistir la tentación, de pasear un rato a la luz de la luna.-

Ella sonríe y responde.
-Buenas noches...hacía un agradable clima para ir de paseo, y no pude resistir la tentación, de pasear un rato a la luz de la luna.
Asiento un momento, pensativa. Tampoco es la voz de Daph, y ella me habría reconocido. - No necesita darme explicaciones- respondo, mirándola con curiosidad. Ese aura tiene que ser de un ángel. Pero nunca me he encontrado con ninguno, no puedo estar segura. Además, hay algo que no me termina de cuadrar...- Pero, ya que parece dispuestas a darlas, ¿cómo ha acabado esa tentación de pasear en un tejado?- pregunto.
Tengo que averiguar si realmente es un ángel. Supongo que podré preguntárselo... "Pero no aún..."

Si...sabía perfectamente que los humanos eran criaturas curiosas, en especial las mujeres, y ahora lo comprobaba, pero esa curiosidad no le molestaba en lo absoluto, mas bien le divertía.

Asintió en silencio cuando le dijo que no necesitaba darle explicaciones, y ella lo sabía en lo absoluto, bien hubiera podido expandir sus alas y marcharse volando de aquel lugar, o bien envolverse en un banco de niebla, y transportarse hacia otra zona, pero no lo habia hecho, habia preferido quedarse ahí, por que la misma curiosidad que aquella dama tenía hacia Itzamná, era compartida por la curiosidad que el angel tenía hacia la enigmatica mujer.

Se sentó en el borde de la zotea, dejando que un vaporoso y blanco vestido callese como una cascada, siendo mecido por el suave viento y respondió
-Bueno, he escuchado que este lugar no es muy seguro que digamos a estas horas de la noche, así que preferí contemplar el paisaje desde lo alto, por que estaré mas segura de algún ataque sorpresa proveniente de algún callejon.-

Se sienta en el borde del tejado, y yo me acerco a la fachada de la casa, para hablar con más comodidad. Que raro me resulta hablar mirando hacia arriba.
-Bueno, he escuchado que este lugar no es muy seguro que digamos a estas horas de la noche, así que preferí contemplar el paisaje desde lo alto, por que estaré mas segura de algún ataque sorpresa proveniente de algún callejon.
Asiento, supongo que la explicación tiene sentido. Pero las personas normales no se suben a los tejados, ni por seguridad.
"Bueno, tampoco es una novedad lo de que no es normal..." pienso. Ángeles... Nunca había tenido pruebas de que hubiera alguno en la tierra. No podía estar segura de que ella lo fuera. Pero, ¿qué otra cosa puede ser? "Bueno, dar algo como definitivo por descartar las demás opciones conocidas no es muy inteligente. Puede haber más opciones de las que en un principio creemos"
- Supongo que el paisaje que ofrece la ciudad de noche puede ser hermoso, aunque nunca me convencerán las fábricas y los barrios del proletariado- además, Londres perdía mucho encanto cuando lo comparaba con mis adorados Cárpatos. La hermosa y misteriosa cordillera, encantadora de día, seductora de noche. O aterradora, para aquellos que creen y temen todas las leyendas sobre vampiros que llenan dichas montañas. Pero no era ese el tema del que nos ocupábamos ahora- Sin embargo, no creo que necesite un tejado para estar segura, ¿me equivoco?