Subasta en Venecia [Kory]

por **Marius de Romanus** Dom Ene 16, 2011 6:42 pm

“Vuelvo a dedicar mi tiempo a escribir vanas palabras que arderán en el fuego de mi chimenea. Son tantos los sentimientos que yacen en mí que debo extraerlos y plasmarlos sobre este papel.
Las noches en Venecia pasan a una velocidad pasmosa. Me siento a gusto en esta tierra y no pienso abandonarla en mucho tiempo. Pese a ello, los recuerdos de esta misma casa, siempre están llenas de voces y risas… echo en falta a mis queridos pupilos pero no me atrevo a retomar la cruzada que comencé hace tantos años. Temo volver a perderlos.
Petruccio, María, Cristina y Claudia son ahora mi encantadora familia. Sus voces y risas llenan ahora los huecos vacíos de esta mansión. Pese a todo, me siento tan solo. Katherine abandonó Italia 2 semanas después de que la invitara en mi casa, asuntos urgentes la requerían en Francia y me apenó volver a separarme de su dulce presencia. Katherine, cuan solo me siento cuando desapareces… no olvidaré escribirte.
Cristina y Claudia han intentado levantarme el ánimo con sus besos y caricias. Preciosas ninfas ¿qué haría sin vosotras? Pero vuestras sinuosas curvas y el calor de vuestro cuerpo no consiguen llenar el vacío que hay en mí. Petruccio también ha notado mi decaimiento y enseguida se ha puesto manos a la obra. Pese a su edad avanzada, sus energías parecen no tener límite y tras desaparecer durante casi dos horas ha regresado con un folleto en la mano. Una subasta, mi señor- ha dicho mientras se quitaba el sombrero y lo colgaba en el perchero de la entrada- Se celebra una subasta de los muebles y demás decoraciones de una mansión que se construyó cerca del Gran Canale. Sus dueños han caído en la ruina y deben vender para poder subsistir modestamente. He visto los muebles señor y son exquisitos. También subastan cuadros, se que a usted le gusta mucho el arte… sus pinturas son bonitas pero seguro que le agradaría tener en sus paredes algún cuadro que no haya sido pintado por usted. Vamos mi señor, vístase y vaya a la subasta, por favor se lo pido- No he podido negarme a las insistencias del mayordomo. Estoy apunto de irme pero no he podido abandonar la casa sin antes haber escrito algo. Ahora estas palabras arderán en el fuego de mi chimenea”

Las noches en Venecia son muy hermosas. Las estrellas y la luna se reflejan en las oscuras aguas de los canales y los gondoleros, iluminados con un pequeño farolillo en sus góndolas, cantan mientras reman dando un bonito ambiente a la ciudad.
En una de esas góndolas yacía yo, esperando llegar a mi destino lo antes posible. Querido Petruccio, esto lo hago solo por ti…
La mansión en la cual se celebraba la subasta era magnífica, esperaba que los muebles y demás fueran Tan buenos como aseguraba el mayordomo.
Bajé de la góndola y entré en el edificio sin saber que me depararía la noche.

por **Kory Bouguereau** Dom Ene 16, 2011 8:44 pm

-Oh, Roger, gracias.- Insistió en ayudarme a entrar en el carruaje. –Volveré pronto.- prometí a mi fiel mayordomo, dando unos suaves golpes en la puerta.
-Seguro que sí.- Le escuché murmurar cuando el carro se puso en marcha, alejándome una vez más de mis tierras, y de mis recuerdos. Tenía una razón de peso para ausentarme, debía llegar a Venecia lo antes posible, se realizaba una subasta y no podía faltar. La travesía por tierra siempre se me hizo insufrible, pero de algún modo era lo más seguro. Siempre que en Europa había una puja de mi interés se me informaba unas semanas antes… pero ésta vez, no sé qué habrá pasado con el correo, que llegó ¡cuatro días antes! Recuerdo el espectáculo que le monté al pobre cartero en la secretaria. No canalizaba muy bien ese tipo de fallos, pero bueno allí estaba de camino.

Estaba deseosa por llegar. Por ver qué se subastaba, y pensar dónde colocarlo, siempre me gustó disponer lo que compraba por mis estancias, con tal detalle que muchos me habrían tachado de puntillosa, así era con mis cosas. Los días que pase sentada se vieron recompensados al sentir el olor de la eterna Venecia. Con pelos y señales le dije al cochero dónde quería que dejase mis cosas. Me puse mis guantes negros de satén, mientras reconocía las antiguas calles, me subí sin perder más tiempo en una de las góndolas. No se me distinguía entre la oscuridad, vestirme impolutamente de negro había resultado lo más apropiado. Conté el dinero que llevaba con cuidado, perfecto. También revisé mi discreto tocado de negras plumas, mirándome en el reflejo de las lóbregas aguas.

-Muy bien señorita, aquí es.- Me volví rápidamente, entregándole unas monedas. Entré en la mansión con una sonrisa afable. Tenía un objetivo claro. Eché un vistazo a los muebles, quedándome prendada de su cuidado barnizado. Nunca fui una amante de la decoración mueble, pero sí sabía apreciarlo. La habitación estaba repleta de sillas, muchos de los convocados ya se encontraban sentados, no me fije en ninguno. Al alzar la vista no pude creer que lo que veía. Un Canaletto ¿qué digo? ¡Varios! Intenté acercarme, pero me vi obligada a sentarme en una de las sillas, “empezamos bien…” Junté las manos con disgusto.

-Sean ustedes bienvenidos. Empezamos la subasta con este Caravaggio por 2.000 ducados.- La cabeza se me saturó de repente, eran “Los jugadores de cartas”. El que había ante mí levantó la mano, después una señora.

Caravaggio:

-¡4.000 ducados!- exclamé con toda la normalidad del mundo, va a ser mío. Me obcequé tanto con esa obra, no pensaba irme con las manos vacías esa noche. Miré a la mujer que se sentaba a mi lado, no, ella no podía superar mi puja.

por **Marius de Romanus** Dom Ene 16, 2011 9:43 pm

Lo primero que vi son los muebles de los que me habló Petruccio. Que buen ojo que tienes querido amigo.
También pude ver algunas obras de arte que llamaron mi atención. Como si supiera que me podría llevar todo, en mi cabeza comencé a hacer los planos para colocar los nuevos muebles y los cuadros.
Fui a sentarme a la última fila, desde allí podía verlo a la perfección y podría marcharme sin llamar la atención si así lo deseaba.
La subasta comenzó con uno de los cuadros a los que ya había echado el ojo. Según el subastador, se trataba de un Caravaggio cuya puja empezaba en 2000 ducados. Se trataba un cuadro que representaba tres personas jugando a las cartas. Los detalles eran increíbles, eras capaz de ver a uno de los jugadores intentar hacer trampas con las cartas que llevaba guardadas en su espalda. Sería perfecto para colocarlo en el salón de juegos.

-¡4.000 ducados!- la Puga comenzaba fuerte. Pero esta sensación que tenía… no estaba solo en Venecia, alguien había entrado en la ciudad de los canales sin llamar mi atención.

-Yo ofrezco 6000- exclamé levantando la mano para hacerme ver. El subastador, al verme y reconocerme, sonrió y supo que podía fiarse de la puja.

-El señor Marius ofrece 6000 ducados ¿Alguien ofrece más? ¿Me ha parecido oír 6500? ¿Nadie? 6000 a la una, 6000 a las dos…- estaba a punto de conseguir el cuadro y el desagrado de una vampira que parecía interesada de verdad por ese cuadro.

por **Kory Bouguereau** Dom Ene 16, 2011 10:22 pm

No mujer, no tienes nada que hacer… Ya comenzaba a contar la suma, cuando alguien se interpuso en mis planes.-Yo ofrezco 6000-“¿Cómo?” Me giré con la intención de fulminar al desdichado que había hablado, no pude ver nada entre tantas cabezas, se habría sentado en la última fila…el muy…Respiré hondo, apretando el matojo de billetes.

-El señor Marius ofrece 6000 ducados- ¡Ah! ¿Qué encima era conocido por allí?- ¿Alguien ofrece más?- No lo dude…no lo dude.- ¿Me ha parecido oír 6500? ¿Nadie?- sonreí como una desquiciada.- 6000 a la una, 6000 a las dos…- Redoble de tambores. Me levanté del asiento moviendo la cantidad con una mano.

-¡12.000!- Nada más y nada menos. El hombre me miró sorprendido alzando la maza, la mujer que tenía a mi lado se marchó desilusionada, estas cosas pasan… Eché un vistazo al final de la sala, y justo allí se encontraba…el ¿vampiro? que había pujado por ¡mi obra! Sonreí molesta, volviendo la cabeza al subastador; después quería ese Canaletto, y ¡oh! Ese Tiziano…

-La señorita da 12.000.- Y daría más. -12.000 a la una…- A las dos… Me encaminé hacia el cuadro creyéndolo ya mío. –A las dos…-Yo le cuidaría…

por **Marius de Romanus** Dom Ene 16, 2011 10:37 pm

-¡12.000!- Abrí mucho los ojos sorprendido, pero me sentía muy divertido al ver a la vampira tan decidida por conseguir aquel cuadro. Incluso el subastador se sorprendió al escuchar la cifra.

-La señorita da 12.000… 12.000 a la una… A las dos…- el subastador me miró buscando una intención de subir la puja, cosa que no iba a hacer. La vampira ya se había levantado a recoger su cuadro y no quería desilusionarla ni soportar su furia por mi intromisión. Miré al hombre y negué con la cabeza sin mellar sonrisa- ¡Y a las tres! Cuadro adjudicado a la mujer.

Me levanté de mi asiento y fui a sentarme en el sitio vacío que había quedado al lado de la vampira, suponía que después de adquirir su cuadro y haberlo inspeccionado, volvería para seguir con las pujas… suponía que no estaría satisfecha.
Y así lo hizo, la vi acercarse hasta volver de nuevo a su asiento, a mi vera.

-Buena adquisición- comenté cuando se hubo sentado. El siguiente lote se trataba un simple joyero que no llamaba para nada mi atención- Siento que el cuadro le haya costado tan caro, pero ya me había imaginado el lugar donde ponerlo… ahora abra una pared vacía en mi casa- reí, terminando el comentario para romper el hielo- Mi nombre es Marius, encantado señorita…- esperé a que el problema con el cuadro no hubiera creado problemas entre desconocidos. Veía en aquella mujer un suave remedio a la soledad que ahora sentía en Venecia. Deseaba que fuera una buena compañía para un viejo como yo.

por **Kory Bouguereau** Dom Ene 16, 2011 11:18 pm

- ¡Y a las tres! Cuadro adjudicado a la mujer.- ¡Por fin! Lo sostuve entre mis manos, emocionadísima, la sensación que te recorría cuando te adjudicabas una obra de semejante calibre, no es comparable con nada. Me vi participé en el propio cuadro. No miento si digo que para mí era de sus mejores obras. Sonreí dejando de nuevo el cuadro en el caballete. Apunté en un papel la dirección del hotel donde debían llevarlo. Estaba tan contenta. Me giré para volver a mi asiento, miré a los lados cuando vi que el tal Marius se había sentado en la silla que había quedado libre, había que mantener el tipo. Me senté tranquilamente, y al hacerlo:

-Buena adquisición- Asentí una sola vez sin dejar de mirar al subastador. Oh vaya un joyero…mmmh pero ya tengo muchos, y más valiosos incluso… pensaba cruzándome de piernas. - Siento que el cuadro le haya costado tan caro, pero ya me había imaginado el lugar donde ponerlo… ahora habrá una pared vacía en mi casa- Volví la cabeza hacia él, era una broma. Las pujas me dejan en tal estado de tensión, que me cuesta el simple hecho de sonreír, pero lo forcé cómo pude.- Mi nombre es Marius, encantado señorita…- Ladeé la cabeza una vez que me había serenado. – Kory.- respondí con amabilidad. –No lo sienta, el cuadro lo valía.- miré mi cuadro esbozando una sonrisa. –Debí suponer que alguien con gusto pujaría por él.- reí brevemente. Me ponían de los nervios estas situaciones. –Habríamos terminado muy mal… Marius.- bromeé, aunque bien sabía que lo que acababa de decir era una verdad enorme. Lo que sea por lo que quiero… Le volví a mirar, dándome cuenta de que podría haber pujado más por mi cuadro. –Prácticamente me lo habéis regalado…- murmuré enarcando una ceja. En otra ocasión me habría molestado… pero al fin y al cabo ya era mío, no tenía por qué quejarme.

-Bien. Pasemos entonces al lote nº 3.- Era un mueble lustroso, nada que no pudiera conseguir en Londres. –Sí, bien… 1000 ducados.

por **Marius de Romanus** Dom Ene 16, 2011 11:40 pm

-Kory. No lo sienta, el cuadro lo valía. Debí suponer que alguien con gusto pujaría por él. Habríamos terminado muy mal… Marius. Prácticamente me lo habéis regalado…

-Culpable- comenté al ver que no estaba molesta para nada- No me hubiera gustado crear molestias con vos por un cuadro, aunque ése no era un cuadro cualquier, pese a todo, no antepongo los bienes materiales ante lo que podría ser, una grata compañía.
La subasta continuó, ahora le tocaba al lote de un mueble que no llamó mi atención para nada.
Pese a todas las ganas que tenía Petruccio por que me divirtiera en esta concentración, no pude evitar pensar que había sido una total pérdida de tiempo, excusando la aparición de la vampira que ahora se sentaba a mi lado que esperaba ansiosa la aparición de un lote que llamara su atención- Parece que habéis recorrido un largo viaje para llegar a Italia ¿Es Venecia de su agrado? Si le parece, me gustaría pasear con vos cuando terminase la subasta, no me sentiría a gusto si no le enseño Venecia y se ha marchado sin contemplar los lugares más hermosos de la ciudad ¿Un paseo en góndola la agradaría? Quiero recompensaros por el cuadro, por mucho que digáis que el dinero lo vale, no me sentiré a gusto hasta que sienta que la deuda a sido pagada.

por **Kory Bouguereau** Lun Ene 17, 2011 12:21 am

-Culpable- Sonreí sutilmente. - No me hubiera gustado crear molestias con vos por un cuadro, aunque ése no era un cuadro cualquiera,- Yo lo definiría con la coletilla de “es: el cuadro.”- pese a todo, no antepongo los bienes materiales ante lo que podría ser, una grata compañía.- ¿Y yo? ¿Lo anteponía? Juraría que sí. Puede que esté mal, pero era por lo que vivía ¿Qué había de malo? Un coleccionista no entiende de excepciones. - Parece que habéis recorrido un largo viaje para llegar a Italia- ¡Ay Dios! ¿Se me notaba?- ¿Es Venecia de su agrado?- Siempre…- Si le parece, me gustaría pasear con vos cuando terminase la subasta, no me sentiría a gusto si no le enseño Venecia y se ha marchado sin contemplar los lugares más hermosos de la ciudad ¿Un paseo en góndola la agradaría?- Le miré con cierta sorpresa, sin saber qué decir.- Quiero recompensaros por el cuadro,- recompensada estaba.- por mucho que digáis que el dinero lo vale, no me sentiré a gusto hasta que sienta que la deuda ha sido pagada.- Alcé las cejas mirando hacia otro lado, me llevé la mano enguantada a la barbilla.

-¿Cómo iba a permitir que se sintiera en deuda conmigo?- le miré de reojo, siempre atenta al subastador. –Puede ser agradable…- se salía de mis planes, pero no había de qué preocuparse. –Ya lo creo, después de haber cruzado indiscriminadamente Europa, no creo que esté de más volver a maravillarme con ésta ciudad de ensueño.- Oh Véneto. –Seguramente pueda mostrarme los recovecos de los canales.- reí suavemente, prestando atención a la mujer que se llevaba el mueble, con torpeza, desde mi punto de vista.

-Y lo que estabais esperando, el lote 4º.- El primer Canaletto de la noche. ¡Pero qué cielos, qué reflejos! – 2000 ducados.- siempre empezaban con esa suma. Levanté la mano. – ¿Alguien más?- otra señora dio 2.500. Eso no es nada. Pensé ya palpando mi nuevo cuadro. -¿Este no le interesa?- pregunté irónica. -¡3.500!... Así que sois de por aquí…- comenté distrayéndolo.

Canaletto:

por **Marius de Romanus** Lun Ene 17, 2011 1:39 am

-¿Cómo iba a permitir que se sintiera en deuda conmigo? Puede ser agradable…Ya lo creo, después de haber cruzado indiscriminadamente Europa, no creo que esté de más volver a maravillarme con ésta ciudad de ensueño. Seguramente pueda mostrarme los recovecos de los canales.- Agradecí que aceptara mi invitación. Estaba deseoso de que acabara la subasta para poder salir por fin al aire libre. Comenzaba a agobiarme con tanta gente que iba en busca de un buen mueble para su casa o un bonito cuadro. Tenía ganas de volver a sentir la brisa nocturna.
Un nuevo lote entro a continuación del mueble. Se trataba de un cuadro que, según pude apreciar en los pensamientos de Kory, ansiaba poseerlo también.
Una señora de las primeras filas pujó por el cuadro con el fin de poder llevárselo a casa, la pobre no sabía con quien estaba tratando. -¿Este no le interesa? ¡3.500!

-¿Estáis de broma? Veo que a vos también li interesa ese cuadro, ni loco. Tendría que gastar entonces muchas noches para pagar mi deuda con vos- reí al ver el entusiasmo que le ponía a la hora de conseguir lo que quería.

- Así que sois de por aquí- comentó después de pujar, pero sin prestarme toda su atención, competía con el subastador.

-En realidad soy Romano, pero los canales de Venecia me atraen más que las ruinas de mi antigua ciudad- dije distraído, recordando los gritos que salían del gran coliseo cuando se celebraban peleas de gladiadores o representaban obras fantásticas- Y vos ¿Desde donde venís?

por **Kory Bouguereau** Lun Ene 17, 2011 2:48 pm

Alcé la cabeza aguantándome la risa, que me dejase vía libre para quedarme con el Canaletto fue todo un detalle. Romano… resonó en mi cabeza. – Desde Inglaterra.- moví pacíficamente la mano como si lo diera por supuesto, aunque no lo fuera. –Pero soy francesa.- Aclaré, levantando la mano al acabar de hablar. -¡5500!- sonreí victoriosa, levantándome elegantemente de la silla.

-¡A las tres! Para la señorita de negro.- sonreí a Marius, con comicidad y como si caminase por un campo de flores brinqué de nuevo hasta mi cuadro. Hice el mismo proceso que con mi Caravaggio. –Ésta misma noche.- le dije al encargado de la subasta, dándole un toque de atención, no quería problemas. Volví a mi asiento llena de júbilo.

-Hoy los Astros me han sonreído ¿No cree?- comenté divertida, juntando mis manos. Recordé sus últimas palabras. – Pienso que Roma no tiene nada que envidiar a Venecia.- Roma a mi modo de ver era el lugar perfecto donde perderse. Si pudiera achacarse algo negativo a Venecia, sería el olor que desprenden determinadas calles, a veces resultaba… repulsivo, y más para alguien con un olfato tan fino. Pero imaginé que Marius tenía una razón, lejos de las banalidades, y que ya estaría lo suficientemente curtido como para que la pestilencia de los canales le echase para atrás. –Sinceramente, y aunque parezca una tontería me habría gustado vivir en tiempos del Imperio.- Me vinieron flashes de las conversaciones con mi creador sobre ese tiempo, cuentos para mí, pues a veces no lograba creerle, pero cuánta verdad tenía. –Siempre me quedarán los libros de historia.- suspiré resignada. Vi como se llevaban el cuadro de Tiziano que había llamado mi atención. –No me diga que… ¡oh por Dios!…

-Parece que el señor de la casa se ha arrepentido de subastar la obra, lo sentimos.- Se me quedó cara de poker. Ya no podía hacer nada, tenía que contentarme con mis dos joyitas.

-Y aún me quedaba dinero…- murmuré fingiendo estar disgustada, para terminar riéndome. –Una lástima…Bueno, me parece que es hora de saldar la deuda.- me levanté del asiento, dispuesta a seguir al caballero.

por **Marius de Romanus** Lun Ene 17, 2011 6:07 pm

Kory se vio decepcionada cuando un lote fue retirado por orden de su dueño, parecía no querer desprenderse de tan magnífico cuadro.
-Y aún me quedaba dinero... Una lástima…Bueno, me parece que es hora de saldar la deuda- asentí y me levanté después que ella.

-Por aquí- le pedí.
Esquivamos piernas y pies de las personas que aún seguían sentadas y nos escabullimos hacia la salida.
Nada más llegar al exterior, volví a respirar tranquilo y el agobio pareció disiparse.
Alquilé una góndola, y ambos nos subimos para movernos por Venecia con más comodidad. La belleza se encontraba cerca de los canales, así podríamos verlo todo sentados cómodamente en la embarcación.- En ocasiones, añoro mi vida en el antiguo Imperio. Más cuando voy a Roma y veo las ruinas de lo que una vez fue. Tendrías que haberla visto en todo su esplendor, que maravilla de ciudad. Cada vez que paso por delante del coliseo me parece escuchar las fieras rugir y los gladiadores luchar. Es una pena que ahora solo queden ruinas… por eso me gusta Venecia. Compara con Roma es una ciudad nueva que no tiene nada que envidiar a ninguna ciudad. El comercio es bueno, el arte también… un lugar perfecto donde residir largo tiempo- el gondolero parecía llevarnos por canales aleatorios. Algunos eran muy amplios y los otros se estrechaban dando la sensación de no permitir el paso de la góndola- Dígame Kory, habiendo nacido en el seno de un hermoso país ¿Qué la ha llevado a residir en Inglaterra?

por **Kory Bouguereau** Mar Ene 18, 2011 12:05 pm

Salimos de allí como pudimos, no era bueno gastar por puro vicio. Yo no tenía prisa alguna, pero esperaba regresar mañana, a más tardar, ya que no sabía cuánto duraría en viaje de vuelta, y reconozco que echaba de menos a Keiran, quizá debí avisarle de mi marcha, quizá debí pedirle que me acompañase, fruncí el ceño reflexionando, en el caso hipotético de habérselo dicho puede que… no le hiciera ilusión “tonterías, seguro que le habría hecho ilusión.” Lo más probable es que no estuviera acostumbrada a rendir cuentas a nadie, debió ser eso... Se lo recompensaría de algún modo, sí, eso haría. Volví la cabeza, un par de veces hacia el subastador, pensando en el cuadro que había perdido, suspiré poniendo un pie fuera del edificio.

Marius ya se había subido en una de las góndolas que esperaban, el gondolero me dedicó una sonrisa con ese aire amigable que tienen los venecianos. Me senté delante del vampiro, recogiendo las piernas en una postura bastante forzada, qué más da.

-En ocasiones, añoro mi vida en el antiguo Imperio.- Así que era un milenario, qué casualidad.- Más cuando voy a Roma y veo las ruinas de lo que una vez fue.- Oh no, yo siempre consideré las ruinas como bellas alegorías, quizá por mi pensamiento romántico. Estuve a punto de contestarle, pero habría resultado una grosería, así que callé.- Tendrías que haberla visto en todo su esplendor, que maravilla de ciudad.- Solo por eso ya le envidié.- Cada vez que paso por delante del coliseo me parece escuchar las fieras rugir y los gladiadores luchar.- “Panem et circenses” Nunca pude hacerme una idea de cómo sería aquello, estaba fuera de su contexto, y lo veía de una manera totalmente distinta a la nostalgia que producía en Marius esos grotescos y salvajes espectáculos. En cambio el teatro y la comedia romana me encantaban, aunque siempre me decanté por las tragedias griegas.- Es una pena que ahora solo queden ruinas… por eso me gusta Venecia. Compara con Roma es una ciudad nueva que no tiene nada que envidiar a ninguna ciudad.- Parecía enamorado de Venecia.- El comercio es bueno, el arte también… un lugar perfecto donde residir largo tiempo- Fijé mi vista en el gondolero que remaba y remaba, sin prestar atención a la conversación. Nunca me planteé vivir en Venecia, pero nunca descarté la idea de pasar unos meses allí, visitando sus museos, sus historiadas calles, sus inmensas basílicas, o sencillamente quedarme horas en la quietud de un puente. La eternidad podría hacérseme larga recluida en mi castillo.

-Dígame Kory, habiendo nacido en el seno de un hermoso país ¿Qué la ha llevado a residir en Inglaterra?- Volví los ojos hacia mi acompañante de travesía, me sorprendió su pregunta, era tan simple, y a la vez tan complicada, pero siempre personal, la mirases como la mirases. Abrí la boca encontrando las palabras adecuadas, pero rápidamente la cerré apretando con moderada fuerza la mano que descansaba sobre mi rodilla. ¿Huir? ¿Eso hacía en Inglaterra? Yo no quería llamarlo de ese modo… -Verá…- sonreí sin saber cómo responder. –Creí que lo más seguro era alejarme de allí.- Proteger a mi familia de lo que me había convertido, la misma noche en que ocurrió, abandoné La Rochelle con un jovencísimo Roger. –Ya ve, no todos podemos quedarnos en el lugar, y con las personas que amamos.- Tampoco era un tema que quisiera tratar, recordar que mis hermanos seguían vivos, ignorantes de mi paradero, amenudo era difícil de sobrellevar. Me quedé en silencio unos segundos dilapidando ese tema de mi mente. –No se crea.- dije rasgando el silencio. –Inglaterra tampoco está tan mal, es distinto, tiene sus particularidades, pero te acabas acostumbrando.- sonreí levemente. – ¿Lo conoce?- ¿Cómo no iba a conocerlo? –Aunque uno jamás pierde su identidad.- Bromeé mirando una de las casas.

por **Marius de Romanus** Miér Ene 19, 2011 12:43 pm

-Verá… Creí que lo más seguro era alejarme de allí. Ya ve, no todos podemos quedarnos en el lugar, y con las personas que amamos.
-La comprendo Kory, yo también fui transformado en contra de mi voluntad. Los primeros años de vida son difíciles, yo no podía separarme del todo de mi familia. Intentaba visitarlos, por las noches me colaba en los patios para poder espiar por las ventanas… Pero no duré mucho con aquella actitud. Compré una villa lejos de la ciudad, pero que siguiera dentro de las murallas y allí comencé una nueva vida.
–Inglaterra tampoco está tan mal, es distinto, tiene sus particularidades, pero te acabas acostumbrando ¿Lo conoce? Aunque uno jamás pierde su identidad
-Si, conozco Inglaterra pero no soy muy echo para cruzar el canal de la Mancha. No tiene que ser un mal país pero sus ciudades no me atraen tanto como las europeas. Prefiero vivir cerca de las costas griegas e italianas, sus ciudades me recuerdan a mis tiempos de juventud.

La góndola continuó surcando las oscuras aguas hasta que yo le hice la señal al gondolero avisándole de mis intenciones de bajar ahora mismo. Este obedeció y acercó la embarcación hasta a un lado del canal donde podríamos bajar.
Fui el primero en salir y ayude a Kory a pisar tierra firme.
Habíamos acabado en la Piazza de San Marcos, un lugar frecuentado por turistas y que seguro ella ya había contemplado. De todas formas era digno de ver una y otra vez.
-¿Tenéis pensado pasar un tiempo en Venecia o deseáis partir de inmediato para poder colocar de una vez vuestras bonitas adquisiciones?- pregunté, imaginándome que ardería en deseos de partir hacia Venecia lo antes posible ¿Pero que es el tiempo para los vampiros, acaso tenemos que tener prisa como los humanos?- Si no la ofende, me encantaría poder invitarla a mi casa. Soy pintor y vuestra crítica me resulta tentadora de escuchar ¿Qué me dice?

por **Kory Bouguereau** Dom Ene 23, 2011 3:10 pm

Me contó ciertos aspectos de su vida pasada, sin que le hubiese preguntado; y en cierto modo me levantó el ánimo saber que habíamos pasado por ese trago. Lo que estaba claro era que hasta el día que realmente te das cuenta de que tu vida ha dado un giro radical, no admites que nada volverá a ser como antes; que lo has perdido todo, o gran parte de lo que antes tenías. Es triste, pero es así. -Prefiero vivir cerca de las costas griegas e italianas, sus ciudades me recuerdan a mis tiempos de juventud.- No sonaba nada mal. Vivir en la costa tiene sus ventajas, o yo se las veía, pues siempre he vivido cerca del mar, atlántico para ser exactos; y he de admitir que el mediterráneo tiene otro aire, demasiados recuerdos. Sonreí disimuladamente, ocultando mis pensamientos. A los pocos minutos mandó al gondolero pararse ¿ya habíamos llegado? Me ayudó a salir de la embarcación, muy amablemente. Siempre debíamos ser lo más correctos de cara al público.

Sabía dónde estábamos ¿Cómo olvidarlo? Agradecí que el tiempo acompañase, y que la laguna no se hubiese desbordado. Me giré para admirar el Palazzo Ducale, una obra arquitectónica que siempre me dejo maravillada, su fachada era un alarde de ingenio y soberbia grandeza que me paralizaba. ¿Y qué decir de la basílica, o el campanario? Extraordinario en su conjunto, suspiré de puro gozo. Se me olvidaban las penas cuando me encontraba rodeada de lo que para mí era mi razón de ser. Qué fácil era complacerme.

-¿Tenéis pensado pasar un tiempo en Venecia o deseáis partir de inmediato para poder colocar de una vez vuestras bonitas adquisiciones?- Se me escapó una sonrisilla simpática. –Creo que ya tengo visualizado el lugar perfecto.- comenté con entusiasmo. Un lugar idóneo, donde no sufrieran los cambios drásticos de temperatura, ni el contacto directo con los rayos del sol, que como todos sabemos no favorece a su conservación. – Ésta vez, no podré quedarme todo el tiempo que Venecia merece.- confesé, echando la vista a sus cielos. Prometí volver, dentro de un tiempo.

- Si no la ofende, me encantaría poder invitarla a mi casa. Soy pintor y vuestra crítica me resulta tentadora de escuchar ¿Qué me dice?- ¿A su casa? ¿Pintor? –Que me parece una estupenda idea.- Todo lo que vaya unido a mi pasión será bienvenido, un peligro si nos ponemos paranoicos. –No me imaginé que seríais artista.- Me moría de ganas por ver cómo pintaba. Emprendí el paso, ignorando el bullicio de los turistas. –Debéis de tener una gran sensibilidad.- ¿Cómo captaría la realidad en sus cuadros? –Provengo de una familia de pintores.- Recordé el rostro de mi madre, Henriette, siempre tenía una palabra disconforme para todo lo que hiciese, era exasperante; Ella era la heredera indiscutible de la fortuna de mi querido abuelo, pues mis tíos fueron muriendo a causa de distintas enfermedades. La tragedia siempre acompañó a mi familia. La marca más destacada en la técnica de mi abuelo fue sin lugar a dudas la del gran Rafael. ¿Cuál sería la marca determinante en la obra de Marius? Pronto lo sabríamos. –Espero que mi crítica os ayude a encontrar vuestra personalidad artística.- también esperaba no ser muy dura en los comentarios.- Debisteis haber presenciado una evolución notoria en las artes a lo largo de los años.- le miré con curiosidad. Cuantísimos milagros habrían visto esos ojos, tantos como desgracias. Me habría gustado adentrarme en su mente para indagar entre sus recuerdos el giro tan vertiginoso que dio el mundo y su humanidad. Pero puede que fuera más de lo pudiera soportar. –Seguramente esos cambios se aprecien en vuestro trabajo.- Admirable. Sería el pintor eterno, hasta me emocioné por unos segundos.-Nunca abandonéis la pintura.

por **Marius de Romanus** Miér Ene 26, 2011 2:21 am

-Que me parece una estupenda idea.- aceptó mi invitación. Me alegró mucho –No me imaginé que seríais artista. Debéis de tener una gran sensibilidad. Provengo de una familia de pintores-. No sé porque ya me imaginaba que su amor y pasión por el arte no habían nacido de la nada. Yo en cambio me enamoré de la pintura cuando me convertí en Vampiro. La facilidad con la que ahora era capaz de plasmar el entorno fue la chispa que prendió la mecha.-Espero que mi crítica os ayude a encontrar vuestra personalidad artística. Debisteis haber presenciado una evolución notoria en las artes a lo largo de los años. Seguramente esos cambios se aprecien en vuestro trabajo. Nunca abandonéis la pintura.

-Cuando deje la pintura querrá decir que ya no existiré en este mundo. Que mi mano ya no será capaz de sostener un pincel y que mis cenizas será lo único que quede como prueba de mi existencia. Ya hemos llegado- Estábamos delante de una bonita mansión de tres pisos y llamé a la puerta. Petruccio abrió y me saludó cortésmente, como todas las noches, y luego dio la bienvenida a mi invitada con mucha más cortesía aún.
Las jóvenes Cristina y Claudia se lanzaron a mis brazos para darme la bienvenida a casa y me saludaron con sendos besos. Con Kory fueron más respetuosas e hicieron una reverencia.
-María- saludé a la regordeta ama de llaves que ya se acercaba. La abracé con ternura- Vamos a ir al segundo piso, donde están colgados casi todos los cuadros, vigila a la doncellas y no molestéis- ella asintió y se llevo a Cristina y Claudia hacia la cocina para entretenerlas. Estas en su viaje no dejaban de mirar a Kory descaradamente, sin intenciones de ocultar sus escrutinios- Por aquí Kory- y lo mostré el camino hacia las escaleras, para que pasara ella delante.
Nada más subir, había un largo pasillo donde había mandado cubrir las paredes con los cuadros que solía pintar por las noches-Aquí tenéis lo que prometí, y no creáis que miento. Todos los cuadros son míos y no me avergüenzo de ellos, así que sois libre de criticar y de quedaros con el que más os guste, si es de su agrado mi arte- desde que vi colgados en las iglesias y demás los cuadros de mi querido Sandro Botticelli, copié su estilo e intenté mejorarlo con el mío propio. Cuanta envidia me daba su Venus, cuantas veces he intentado yo plasmarla y siempre fallaba representando el rostro de un recuerdo del pasado.

por **Kory Bouguereau** Jue Feb 03, 2011 12:36 am

-Cuando deje la pintura querrá decir que ya no existiré en este mundo.-Le escuché con la admiración que se merecía. Exactamente ese debería ser el pensamiento de todo virtuoso de las artes. Y estaba totalmente de acuerdo con su posición. Así se siente la pasión.-Que mi mano ya no será capaz de sostener un pincel y que mis cenizas será lo único que quede como prueba de mi existencia.- Últimamente tenía los sentimientos a flor de piel, y sobresalían a la superficie en el momento menos indicado, y sabe Dios que esas palabras habrían removido mis entrañas, sino fuera porque supe dominarme, incapaz de emitir sonido alguno. Ya, solo por eso se había ganado mi respeto.- Ya hemos llegado- En mi mundo estaba, cuando me topé con la fachada de su casa, me eché a un lado, con las manos juntas cuando un hombre abrió la puerta, sonreí tímidamente ante su recibimiento. Pude sentir presencias en el interior ¿cuántos vivían en aquella mansión? Deduje que no debía sentirse solo nunca, aunque quién sabe, apenas le conocía. Ya dentro, pude ver cómo dos muchachas se tiraban a los brazos del caballero. Qué incomodo me resultó. No comprendía qué clase de vida llevaba ¿Quiénes serían? ¿Qué haría con ellas? Sería mejor que dejase ese tema, sí, mejor será. Me esforcé por mostrar buena cara, o al menos un rostro neutral, que no denotara mi desconcierto. Incliné la cabeza cuando éstas me reverenciaron, educadas las tenía.
-María- ¿Alguien más? Una mujer fuertecita se acercó. Y aunque esté mal decirlo calculé los litros de sangre que albergaba en su “cuerpecito”, bajé la cabeza respetando lo que tuviera con aquella gente. - Por aquí Kory- Alcé la cabeza al acto, y comencé a caminar hacia las escaleras, las subí sin problema. Al llegar al final de éstas, un prolongado pasillo detuvo mis pasos. ¿Cuántos cuadros habría colgados? Y lo más importante ¿me superaba? Ahogué la carcajada por mi impertinencia. -Aquí tenéis lo que prometí, y no creáis que miento. Todos los cuadros son míos y no me avergüenzo de ellos,- por supuesto que no…- así que sois libre de criticar y de quedaros con el que más os guste, si es de su agrado mi arte

Me giré para mirarle, mostrando una generosa sonrisa. –Me dejáis sin habla.- Reconocí volviendo la vista al primero de los cuadros. La variedad de la temática utilizada era apreciable, a medida que iba avanzado observaba los matices que iba tomando su técnica. Destacable su precisión en los detalles, ¿quién sino un vampiro podría hacer tal cosa? Igualmente sobrecogedor su minuciosidad, más de una vez me quedé perpleja. Ni con puntillismo se podía lograr tanta ostentosidad. Los ojos de los retratados brillaban, como si de vivos hablásemos. El pelaje de los animales era impecable ¡pelo por pelo! Inquietante, esa es la palabra que debería utilizar. Miraba y miraba, buscando algún truco ¿qué ocultaban todos sus cuadros? –No he visto cosa igual.- murmuré con seriedad. Muchos de los cuadros eran copias fidedignas de grandes genios de la pintura, ¿qué mejor manera de mejorar que aprendiendo de los mejores? Botticelli se olía en cada lienzo. –Son…extraordinarios.- Pude decir, tras haber superado la novedad. Estaba sorprendida porque en un principio pensé que pintaría de igual manera que yo, pero no fue así, y era chocante darse cuenta. –Una viva imagen de la realidad.- ladeé la cabeza quedándome frente a la figura de una mujer, esa mujer que podía verse en distintos ambientes: sus cabellos como los de los primeros rayos de la mañana, sus ojos como un despejado cielo, sus mejillas con el ligero rubor de los capullos en flor. Era evidente que Marius estaba obsesionado con ella, entreabrí los labios desviando mi atención hacia cualquier otro lugar.

–Nuestras obras hablan por sí solas.- terminé diciendo. Creí haberme metido en algo demasiado íntimo, demasiado privado. –Ni las más precisas palabras expresan mejor cómo nos sentimos en el momento que nos enfrentamos a una superficie en blanco.- mis ojos se apagaron recordando las noches que me había quedado rodeada por mis creaciones solo iluminada por la escasa iluminación de la luna.- la felicidad, el miedo…el dolor. Todo desemboca aquí.- señalé uno de los cuadros al azar.

–Todo queda ahí, como un vago recuerdo.- dejé caer la mano con lentitud. –No me veo capaz de descolgar uno de vuestros cuadros, son únicos. Indivisibles.

[off: a veces...me como poetas, y me asusto hasta yo xDD]

por **Marius de Romanus** Sáb Feb 12, 2011 11:35 am

–Me dejáis sin habla.-agradeció mi detalle.
Uno a uno, comenzamos a disfrutar del espectáculo que representaba cada cuadro que estaba colgado en aquel piso.
Yo mismo había sido el encargado de colgar los lienzos, buscando entre los sitios más recónditos para guarecer las pinturas de los temibles rayos del sol. –No he visto cosa igual. Son…extraordinarios. Una viva imagen de la realidad.- hinché el pecho de orgullo.
No todos los días escuchas una buena crítica viniendo de un vampiro ya que pocos son los que han visto mi arte. Su opinión es más sincera que la de un humano, ya que nosotros somos capaces de apreciar cada detalle del ambiente que nos rodea.
Kory, en estos momentos, era capaz de imaginar el trabajo que suponía cada lienzo, el tiempo invertido en plasmar cada detalle,… y había quedado conmovida.
El último cuadro que vio, fue uno de los muchos retratos que había pintado de Katherine desde su marcha. Junto a Pandora, intentaba plasmar a ambas mujeres en todos los cuadros que pudiera. –Nuestras obras hablan por sí solas. Ni las más precisas palabras expresan mejor cómo nos sentimos en el momento que nos enfrentamos a una superficie en blanco, la felicidad, el miedo…el dolor. Todo desemboca aquí.- Cuanta razón podían tener sus palabras. Que de acuerdo estaba con ella y que vulnerable comenzaba a sentirme ahora-Todo queda ahí, como un vago recuerdo. No me veo capaz de descolgar uno de vuestros cuadros, son únicos. Indivisibles- Cerré los ojos y asentí. Los cuadros podrían ser únicos en el mundo, pero no iba a dejar que rechazara mi oferta.
Me acerqué a uno de los cuadros que más me llamaba la atención.
Estaban retratadas tres mujeres: Una era la viva imagen de Katherine, junto a ella, abrazándola, la salvaje belleza de Pandora quedaba plasmada sobre el tapiz. Dos hermosas ninfas que abrazadas observaban la danza de Venus en un campo de flores de distintos colores.
Cualquier humano habría dicho que la protagonista del lienzo era Venus, por su divinidad. Pero alguien como Kory o yo, sabría que eran las dos pequeñas Ninfas las verdaderas protagonistas. Miraras por donde miraras, tu vista acababa posándose en las dos mujeres sentadas entre las flores. La luz parecía vivir para ellas y la belleza se la habían robado a la mismísima Afrodita.
-Cada cuadro es una ventana que te asoma a un mundo nuevo ¿y por qué no decirlo? Mejor. En cada obra podéis ver plasmadas mis obsesiones, añoranzas e historias que yo mismo viví. Pueden ser únicos… pero en realidad cada obra del mundo es única en su especia. Kory, si vais a llevaros esos cuadros que habéis adquirido en la subasta, quedaría dolido si no quisierais llevaros uno de los míos… como los otros dos, también es único en su especie. Si vos no os atrevéis a descolgarlo, lo haré yo- y descolgué el cuadro de las ninfas y Venus, con Kory estaría en buenas manos y ella sabría cuidarlo como se merece- Tomadlo, señorita Kory, no me obliguéis a llevároslo hasta la mismísima Londres.

off: Siento mucho la tardanza, semana de exámenes

por **Kory Bouguereau** Mar Feb 15, 2011 3:30 am

Mis ojos le siguieron cuando quedó frente a uno de sus cuadros. Mantuve los pies juntos, sin ánimo de acercarme, desde donde me encontraba podía ver todo perfectamente. Un cuadro mitológico, no cabe duda alguna. Una de las retratadas me resultó familiar, aunque quizá fuesen imaginaciones mías, tiendo a desvariar. Distinguí a una Afrodita, en segundo plano, envuelta toda ella en la vorágine causada por una voluptuosa e incesante danza de múltiples flores que invadían su cuerpo semidesnudo. Pero no era solo ella lo que más llamaba mi atención, no. Las ninfas eran la clave, sin ellas el cuadro pierde su sentido, incluso la Diosa perdía su importancia ¿Por qué? ¿Cómo lo había logrado? Enfoqué mejor mi visión. Y recordé como si fuese ayer una de las frases de mi abuelo: “El pintor consigue lo que nadie es capaz de imaginar, ni creer. La magia del arte reside ahí, querida.” Sonreí incluso sin quererlo. No era difícil perder la vista en estos detalles, miscelánea de lo carnal y lo divino. Un vínculo muy estrecho se adivinaba entre pintor y obra.

-Cada cuadro es una ventana que te asoma a un mundo nuevo ¿y por qué no decirlo? Mejor.- Hasta cierto punto, sí.- En cada obra podéis ver plasmadas mis obsesiones, añoranzas e historias que yo mismo viví.- Moví la cabeza volviendo a capturar todas aquellas imagines, pero sin detenerme en una en particular. Un libro abierto no era más claro que todo esto ¿No se ahogaba él mismo?- Pueden ser únicos… pero en realidad cada obra del mundo es única en su especie.- De nuevo volví a quedarme inmóvil, escuchándole. Me causaba respeto.- Kory, si vais a llevaros esos cuadros que habéis adquirido en la subasta, quedaría dolido si no quisierais llevaros uno de los míos…- Levanté levemente la mano con petición de disculpa. No quería que se tomase aquello como un rechazo a su creatividad. O que de grado alguno no quería ostentar alguno de sus cuadros. ¿Se me mal interpretó?- como los otros dos, también es único en su especie.- Miré el suelo, avergonzada.- Si vos no os atrevéis a descolgarlo, lo haré yo- Levanté la vista del suelo al instante, y de nuevo me quedé como muda, pero sin el cómo. No podía negarle de nuevo, rechazárselo sería un gran error ¿tanto me costaba aceptar su regalo? Sostuvo el cuadro entre sus manos. - Tomadlo, señorita Kory, no me obliguéis a llevároslo hasta la mismísima Londres.- Amenaza o no, me resultó gracioso ese último comentario.

– ¡Está bien!- sonreí con gentileza. –Siempre acabo cediendo.- casi me reí de mi misma. –Por mucho menos habría accedido.- cogí el cuadro, con sumo cuidado, como siempre. –Será maravilloso ampliar mi colección con uno de vuestros cuadros. El pintor de todos los tiempos os llamaré a partir de ahora.- Le sonreí acentuando la broma. -¿No ha pensado nunca reunir sus obras en una exposición?- ¿Pero cómo se me ocurre…? –No…no. Me refiero a que…sé de gente que estaría dispuesta a pagar indigentes cantidades de dinero por ver sus cuadros.- expliqué lo más educadamente posible, volviendo la vista a la pintura. –Solo piénselo.- ¿Qué le insinuaba? ¿Airear su vida tal que así? Sin más… ¿por dinero? Esta vez me vino la voz de mi madre a la cabeza: “Rectifica insolente.” Luché por ocultar mi nerviosismo. –…Solo digo que de ser ellos me gustaría tener la oportunidad de ver su obra, no me importaría a qué precio. Aunque solo fuese como último deseo en esta vida ¿Comprende? El hiperrealismo de sus cuadros…es algo inaudito en toda la historia de arte. Inverosímil hasta que te enfrentas a ello ¡Es un descubrimiento para mí! Nadie me creería de querer contar lo que he visto en este pasillo.- Todo aquello se desperdigó de mi boca sin ningún tipo de filtro. - ¿No se da cuenta de la importancia que esto supone? Posiblemente os habéis adelantado a nuestra época.- seguí hablando con una pasión desbordante ¿Cómo parar? Me obligué a callar por no aturullarle más “Un genio” pensé obnubilada.

por **Marius de Romanus** Jue Feb 24, 2011 10:26 am

– ¡Está bien!- aceptó. Mi amenaza surtió efecto. Si hubiera vuelto a rechazarlo, habría viajado hasta Londres, buscaría su casa en la ciudad y yo mismo colgaría la pintura en una de sus paredes–Siempre acabo cediendo. Por mucho menos habría accedido. Será maravilloso ampliar mi colección con uno de vuestros cuadros. El pintor de todos los tiempos os llamaré a partir de ahora.- también sonreí al escucharla -¿No ha pensado nunca reunir sus obras en una exposición? No…no. Me refiero a que…sé de gente que estaría dispuesta a pagar indigentes cantidades de dinero por ver sus cuadros. Solo piénselo… Solo digo que de ser ellos me gustaría tener la oportunidad de ver su obra, no me importaría a qué precio. Aunque solo fuese como último deseo en esta vida ¿Comprende? El hiperrealismo de sus cuadros…es algo inaudito en toda la historia de arte. Inverosímil hasta que te enfrentas a ello ¡Es un descubrimiento para mí! Nadie me creería de querer contar lo que he visto en este pasillo. ¿No se da cuenta de la importancia que esto supone? Posiblemente os habéis adelantado a nuestra época.
-Kory, parad por favor, si seguís así acabaréis sonrojándome- si se pudiera- me aduláis demasiado y no lo merezco. ¿Reunir todas mis obras en una exposición para que extraños tengan la oportunidad de comprarlos y verlos? Nunca lo había pensado. No creáis que esta Mansión de Venecia sea desconocida para sus habitantes. Muchas noches a la semana abro mis puertas para celebrar buenos banquetes y no restrinjo el acceso a ninguna sala. Toda mi mansión queda al descubierto y por lo tanto, también mis obras quedan al descubierto- A nuestras espaldas, al pie de la escalera, sabía que Petruccio estaría esperando cualquier orden que su amo pudiera darle y solo gritando su nombre el mayordomo apareció- Petruccio, toma este cuadro. Empaquétalo y déjalo en la entrada para que la señorita Kory pueda llevárselo cuando se marche- el mayordomo asintió y se llevó el cuadro escaleras abajo- Sigamos por favor- y continuamos el paseo por el pasillo del arte- Nunca se me ha pasado por la cabeza utilizar mis cuadros con fines lucrativos. Casi todas mis obras que podáis ver colgadas en templos e iglesias de Roma, han sido donados o regalados… jamás he pedido dinero por ello ¿Pero qué es el dinero para un vampiro? Nada, en realidad no lo necesitaríamos si no nos acostumbráramos a un cierto nivel de vida- de un segundo a otro, recapacité la idea de Kory. Hacer una exposición de mis cuadros haría entrar más dinero y ya no dependería tanto de las inversiones de Giovanni. Además podría permitirme subir el suelo a Petruccio, María, Cristina y Claudia… se lo merecen- Creo que su idea me parece perfecta, señorita Kory. Y no me avergüenzo de pedirle su ayuda, si hace falta os suplicaré. Juro por los Dioses que lo haré.

por **Kory Bouguereau** Dom Mar 06, 2011 4:38 am

-Kory, parad por favor,- De todas maneras yo seguiría pensando igual.- si seguís así acabaréis sonrojándome- Una sonrisa optimista se pudo entrever en mis labios. Pura modestia. - me aduláis demasiado y no lo merezco.- En el caso de no merecerlo, de ninguna manera esas palabras habrían salido de mi boca. Nunca quise adularle, aunque así se pudiera interpretarse. Reconozco las genialidades nada más verlas, y ésta era una de ellas. Pero, cualquiera con dos ojos en la cara se daría cuenta de la calidad de tales cuadros. O puede que tuviera demasiadas esperanzas en el resto. Escuché cómo pensaba sobre ello. Venecia rivalizaría con Florencia. Aunque el Veneto y la Toscana, aglutinaban en sus manos tal cantidad de obras de valor artístico autóctono, que a sus vecinos, no les quedaba más remedio que carcomerse de envidia.

Valiente era Marius al abrir las puertas de su hogar a todos sin restricción, aún con los riesgos que esto conlleva, expuesto a cualquier revés. Pero claro, cabía la posibilidad de que este edificio no fuera su morada diurna, era lo más lógico. Pensaba sobre esto, cuando hizo llamar al hombre que nos recibió anteriormente. Giré sobre mis talones, atendiendo a la nueva presencia. -Petruccio, toma este cuadro.- Retuve el cuadro un segundo más antes de dejárselo entre las manos.- Empaquétalo y déjalo en la entrada para que la señorita Kory pueda llevárselo cuando se marche.- Incliné la cabeza. De nuevo marchó obedeciendo sus palabras. - Sigamos por favor- Asentí entrelazando mis dedos, para ajustarme mejor los guantes. Me coloqué a su lado, acompasando la cadencia de nuestros pasos. - Nunca se me ha pasado por la cabeza utilizar mis cuadros con fines lucrativos.- Lo raro que resultaría escuchar idea parecida en boca de una mujer. La mentalidad inglesa se me había pegado más de lo que creía. Me avergoncé por ello ¿Dónde quedaban mis colores? -Casi todas mis obras que podáis ver colgadas en templos e iglesias de Roma, han sido donados o regalados… jamás he pedido dinero por ello- y eso le honraba.- ¿Pero qué es el dinero para un vampiro? Nada, en realidad no lo necesitaríamos si no nos acostumbráramos a un cierto nivel de vida- Tenía razón. En mi caso seguía siendo la derrochadora que una vez fui, pero ¿cómo evitarlo? Obviamente el dinero no caía de nada, negocios de todo tipo cubrían mi escritorio.

-Creo que su idea me parece perfecta, señorita Kory.- Enarqué una ceja sorprendida.- Y no me avergüenzo de pedirle su ayuda, si hace falta os suplicaré. Juro por los Dioses que lo haré.

-Habéis sido escuchado.- reí bromista alzando el rostro, fijando la vista en la mirada cristalina del caballero, para luego desviarla a uno de los cuadros, y después a otro. –Os ayudaré, darlo por hecho. Correré la voz, y vuestra fama subirá como la espuma. No será un compromiso eterno, veremos a ver cómo se acoge.- Aunque siempre podía mantenerse en el anonimato, como él quisiera ¿Por dónde empezar? – ¡Oh ya sé! Habrá que ponerse manos a la obra con los folletos, indicando el lugar, las horas y días a la semana que lo tendrá abierto, y el dinero que crea justo pagar.- Había que propagar la exposición más allá de las fronteras. Los ciudadanos venecianos ya habían disfrutado de sus obras, libremente, ahora el turno recaía en el resto de Europa. -¿200 folletos para empezar? No…serían insuficientes, mejor… 500.- hice los cálculos mentales. Comenzarían a llegar personalidades de toda la península itálica, tantos como austrohúngaros. –Sí, con un buen grabado a modo de emblema. Lo dejo a vuestro gusto. Y por supuesto, habrá que poner un límite de visitas por día, para mantener el control. Ya ve la empresa que supone.- Sonreí animándole.-Es la mar de sencillo, llevo observando el funcionamiento de los museos demasiado tiempo, y creo dominarlo.- Mi interés y estudio había recaído en varios de ellos, desde el Louvre hasta el Hermitage, y tenían un patrón semejante. –Funcionará como una institución privada. Siempre revisado por un buen personal.- no dudaba de que dispusiera de él, pero tenía que decirselo.- Sinceramente el dinero obtenido será el menor de los beneficios, pienso que la huella que podrá dejar será mucho más importante y gratificante. Algún día no muy lejano, con un poco de suerte vuestros cuadros se verán expuestos junto a un Rubens o un Velázquez ¿Se imagina? -¿No sería el sueño de cualquiera que se hiciese llamar artista? –Y pasaran los siglos, tan rápido como las estaciones, y vuestro trabajo permanecerá en este mundo, influyendo a nuevos talentos ¿No es genial?- pregunté aminorando la marcha. - ¿Será capaz de llevarlo a cabo?

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